¿De qué depende el precio de la gasolina?

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LOS IMPUESTOS REPRESENTAN EL 50% DEL PRECIO FINAL QUE LOS CONSUMIDORES PAGAN EN LAS ESTACIONES DE SERVICIO

Hoy el barril de Brent, tipo de petróleo que se extrae principalmente del mar del norte y utilizado como precio de referencia en los mercados europeos, se sitúa en torno a los 83 dólares, su nivel más bajo de los últimos 4 años. A pesar de ello, los precios de la gasolina en el mercado doméstico no reflejan la pronunciada caída de hasta un 22% del precio del barril.

Este extraño fenómeno se debe a que los precios de los carburantes no tienen una relación directa con la cotización del barril de petróleo. Éstos dependen de las cotizaciones de la gasolina y gasóleo en los mercados al por mayor del Mediterráneo y del Norte de Europa, todos ellos en dólares. El crudo hay que refinarlo y de él se extraen diferentes productos como la gasolina, el gasóleo y los lubricantes. Por lo tanto, estamos ante mercados donde se ofertan productos diferentes. Después son muchos otros los factores que determinan su precio final, que a continuación procederemos a explicar.

En primer lugar, los impuestos representan en torno a un 50% del precio final que los consumidores pagan en las estaciones de servicio. El gravamen que afecta a los combustibles se desglosa en dos tributos. Primeramente se ve afectado por los impuestos especiales, concretamente el impuesto sobre hidrocarburos que grava el consumo de cualquier hidrocarburo utilizado como combustible. A este impuesto, se añade el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), que supone aplicar un 21% al precio final. Cabe destacar que anteriormente el combustible también era gravado por el denominado Impuesto sobre las Ventas Minoristas de Determinados Hidrocarburos, el cual fue declarado ilegal en un reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

En segundo lugar, la estacionalidad en el mercado de carburantes. Los factores climáticos influyen en la oferta y la demanda de dichos productos, hecho que incide en el precio final del combustible. A modo de ilustración, las bajas temperaturas invernales implican un aumento del consumo de gasóleo de calefacción, generando un incremento en las cotizaciones de gasóleo. Por otro lado, en verano la gasolina sube de precio ya que se produce un incremento en el consumo. Además, otros factores como los accidentes o parones en las refinerías pueden alterar la producción de combustible.

En tercer lugar, la cotización euro-dólar. Hay que tener en cuenta que en los mercados internacionales el combustible cotiza en dólares mientras en España se vende en euros. A modo de ejemplo, si la cotización internacional del combustible baja un 5%, pero al mismo tiempo el euro se deprecia un 15%, muy probablemente el precio final del combustible se verá incrementado.

Asimismo, a todo lo anteriormente expuesto hay que añadir los costes de logística como el almacenamiento, transporte, comercialización, los márgenes de beneficio empresarial y la remuneración de intermediarios y minoristas, elementos que realmente inciden en las diferencias de precio entre las distintas estaciones de servicio.